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Es improbable que la mente perturbada de Cho  Seung Hui necesitara de alguna fuente de inspiración para cometer tal atrocidad.  Pero en la búsqueda ineludible del porqué lo hizo, hay quien ve un inquietante  parecido entre las poses fotográficas de Cho y los posters promocionales de la  galardonada película «Oldboy». Paul Harris, un profesor de Virginia Tech, alertó  ayer a la prensa de esta coincidencia. Algunas de las imágenes que Cho envió a  la cadena NBC para asegurarse el reconocimiento póstumo parecen sacadas del  filme surcoreano dirigido por Chan-wook Park. «Oldboy» no es además una cinta  desconocida. En 2004 ganó el premio del jurado del festival de Cannes y el de  mejor película del Festival Internacional de Cine de Cataluña, en Sitges, entre  otros premios. El argumento tiene el mismo tinte sangriento, salvando las  distancias, que la matanza de Virginia: tras ser secuestrado injustamente y sin  ninguna explicación durante 15 años, el protagonista tiene sed de venganza que  sacia, a base de bien, con un martillo. El crítico de cine de «The New York  Times» aseguró que «el número de muertos y de violencia sádica de «Oldboy» no  defraudará a los aficionados del cine cult». En Internet, donde la analogía  corrió ayer como la espuma, hubo voces de indignación de los que opinan que  comparar arte y realidad es un sinsentido. Y desde luego, nadie culpa al  director surcoreano. Mayor relevancia histórica ha tenido «El Conde de  Montecristo» y nadie acusa a Dumas de inventar la venganza.
  

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