lunes, 14 de enero de 2008

A.M. - Nueva York

Del Diario Libre, Portal Dominicano

Los dominicanos en Nueva York, para algunos la capital del mundo, están en todas partes y realizando tantos trabajos que uno diría que son una pieza importante del engranaje que mueve esta ciudad.

Los encuentras, de 18 años en los MacDonald's en cualquier punto de la ciudad, de 30 años en cualquiera de las firmas de Wall Street y de 50 en las mejor surtidas y más frecuentadas bodegas y supermercados latinos de los cinco "boros" de la "gran manzana".

Hacen de todo. Lamentablemente, algunos están haciendo lo ilegal, pero en general, los dominicanos están no solo trabajando por la regla, sino preocupándose por la suerte de sus conciudadanos. Así, vemos criollos trabajando en programas de rehabilitación de adictos, trabajando con las bandas juveniles que comienzan entre los niños dominicanos, o enseñando en las escuelas y universidades de Nueva York.

Su labor ya está siendo reconocida, pues los principales diarios de Nueva York y revistas especializadas reportan los logros de miembros distinguidos de la comunidad y de la cultura dominicana.

Algo ha cambiado, sin embargo. Desde que inició, la emigración dominicana se concebía como una estación de paso. Los criollos iban a Nueva York a trabajar, a enviar su dinero al país para algún día regresar y establecerse en la tierra de sus amores. Ya no. Muchos dominicanos, más de lo que lo admiten públicamente, no están pensando regresar porque la brecha entre la RD que dejaron y la de hoy ha crecido para peor.

Allá se amplifican los asaltos, los apagones, los impuestos, la delincuencia en general, la inseguridad jurídica, los abusos de militares y policías, la falta de palabra, los engaños y estafas y la falta de condiciones para una vida decente. El sueño de retirarse a su tierra se ha esfumado. Continuará.

atejada@diariolibre.com

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