En las últimas horas se han acumulado los indicios que hacen ver la luz al final del túnel de las casi interminables primarias dentro de las filas demócratas. Lo que comenzó siendo un idilio del pueblo norteamericano con la clase política -tras el desapego que ha supuesto la gestión de los ocho años de George W. Bush-, la carrera para decidir qué candidato optaría a la Casa Blanca lleva durante los últimos dos meses provocando un auténtico quebradero de cabeza para los dirigentes del Partido Demócrata, y una sangría entre sus simpatizantes.
Pero parece que la batalla encarnizada entre el senador Barack Obama -primer negro en optar a la presidencia del país- y Hillary Clinton -primera mujer en conseguir el mismo sillón- puede tener las horas contadas. Según apuntan tanto el The New York Times, como el The Washigton Post, la senadora por Nueva York ha sucumbido a los resultados, y reconoce que su rival -menos conocido y un imberbe de la política a su lado- le ha ganado la batalla de los delegados.
¿Cuáles son los indicios?
Clinton ha decidido, a última hora, cambiar el lugar donde celebrará esta noche un multitudinario mitin. No será en Dakota del Sur, ni en Montana -estados donde se celebran las últimas primarias- sino en Nueva York, la ciudad que le lanzó a la cúspide de los poderosos y por la que es senadora. Allí ha convocado a sus partidarios más fieles y a todo su equipo de campaña. Según un amigo íntimo, y uno de sus colaboradores más estrechos, citado por la CNN, en este acto Hillary transmitirá que "ante todo y sobre todo, ella está comprometida con los demócratas y que va a hacer todo lo posible para que el partido gane en noviembre". Y eso, ha entendido ya, es retirarse y aunar esfuerzos con Obama frente al republicano McCain
En sus últimos mítines, ambos candidatos han bajado el nivel de tensión y de combate directo. El lunes, en un acto en Michigan, Obama alabó ante sus partidarios a su rival. "La senadora Clinton ha hecho una excelente carrera, se ha destacado siempre por ser una servidora pública", afirmó, marcando, según sus asesores de campaña, la respuesta que Obama quiere que sus seguidores den a la senadora, olvidando viejas rencillas. Además, en el mismo acto, volvió a lanzarle el guiño para "trabajar juntos" en la campaña electoral de noviembre, lo que algunos entienden como un ofrecimiento de la vicepresidencia -que Obama nunca ha descartado-.
Coincidiendo con el acto de Clinton en Nueva York, el senador afroamericano dará esta noche uno en Minnesota. Y no ha elegido cualquier sitio: el Centro Xcel Energy de St. Paul, donde los republicanos celebrarán en agosto su convención. Algunos analistas interpretan que si su rival tira la toalla, el senador por Ilinois aprovechará para cerrar la batalla interna en el Partido Demócrata y dar el pistoletazo de salida de las elecciones generales.
El último indicio son las declaraciones del marido de la candidata. Bill Clinton ha asegurado que este podría ser su "último día" de campaña en favor de su esposa. "Este puede ser el último día en el que estoy involucrado en una campaña de este tipo", señaló el ex presidente en un acto electoral en Dakota del Sur. Esas declaraciones no han pasado por alto, sobre todo por venir de un político famoso por no darse nunca por vencido.
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